Nadie con más crudeza ni con mayor elegancia que el admirable novelista francés ha observado y pintado las costumbres sociales de un pueblo. En El anillo de Amatista Anatole France cuenta, como sólo él sabe hacerlo, la forma peregrina en que se nombra a un obispo.Qué amargura, qué hondo escepticismo se siente al acabar de leer este libro admirable.