es que es un mandato del Señor para los que conforme a su propósito son llamados. (Mateo 28:19). Sin embargo; no debemos hacerlo por obligación, más bien por amor a las almas. Así como Él te amó a ti y te escogió para dar buenas nuevas y con gozo y alegría le recibimos. Así mismo debemos compartir aquello que por gracia nos fue dado. Amor y compasión por las almas. Esa es la clave de ganar almas para el Señor. Fuera de la iglesia hay muchas mujeres necesitadas. Que se han apartado del Señor, mujeres abusadas, tristes, abandonadas al igual que mujeres en toda el área de la vida que necesitan del Señor. Lo que me motiva a predicar las buenas nuevas con denuedo y pasión es por haber sido inyectada por el Espíritu Santo cuando recibimos al Señor en nuestros corazones. Es ahí donde esa inyección hace su efecto y nos inquieta de una manera tan apasionada a predicar aquello tan hermoso que nos pasó con nosotros al tener aquel maravilloso encuentro con dios. Esa inyección nos llena de amor y compasión para con aquellas personas las cuales no tiene la gracia del Dos. Aquello que te fue dado por Gracia y eres inquietada a testificar de su grandeza. El espíritu Santo hace el trabajo de convencer al pecado de su falta y es cuando es liberada por el poder de Dios. (María Valenzuela)