Éramos un país que se creía bendito por el petróleo, una nación que construyó su identidad sobre la promesa eterna del oro negro, pero esa riqueza se convirtió en nuestra maldición más profunda. Los políticos tradicionales nos robaron durante décadas mientras vendían espejismos de prosperidad, hasta que el hartazgo nos carcomió las entrañas y apareció Hugo Chávez como el mesías de los desesperados, el vengador que prometía refundar la patria desde las cenizas del Caracazo. Y nosotros, Dios nos perdone, le creímos con la desesperación de quien se ahoga y ve una tabla de salvación. Su "socialismo del siglo XXI" no era más que el mismo saqueo de siempre, pero ahora envuelto en bandera bolivariana y discurso revolucionario. Expropió todo, controló todo, desmanteló cada institución hasta que solo quedó su voluntad omnipotente, y cuando llegó Maduro a heredar las cenizas, lo único que supo hacer fue echar más gasolina al fuego. La hiperinflación nos devoró los ahorros de toda una vida en meses, los anaqueles se vaciaron como si hubieran pasado hordas bárbaras, y la comida se volvió lujo mientras las medicinas se convirtieron en tesoros imposibles de encontrar.Lo que vino después fue el éxodo masivo de más de siete millones de hermanos que tuvieron que arrancar sus raíces y lanzarse al destierro, médicos haciendo delivery, ingenieros limpiando baños, maestras cuidando hijos ajenos, mientras los que nos quedamos vivimos el infierno cotidiano de hospitales sin medicinas donde la gente va a morir, escuelas fantasmas, calles tomadas por delincuentes, apagones que nos sumergen en la oscuridad medieval, un país del siglo XXI que retrocedió brutalmente al XIX. Cuando protestamos nos respondieron con balas, jóvenes de veinte años cayeron en el asfalto por soñar con libertad, estudiantes torturados por pensar diferente, madres enloquecidas buscando a sus hijos desaparecidos en las mazmorras del régimen. Pero no pudieron quebrar completamente nuestro espíritu; ahí siguen los periodistas valientes contando la verdad desde las catacumbas, las ONG resistiendo, los defensores de derechos humanos poniendo el pecho, los jóvenes que no dejan de soñar con el país que merecemos. Somos los hijos de una tierra que duele y sangra, pero que resiste con toda la rabia y toda la esperanza que nos queda, porque sabemos que las dictaduras pasan pero los pueblos permanecen, y mientras arda una sola llama en algún corazón venezolano, este infierno tendrá fin y volveremos a ser la nación que una vez fuimos.
- | Author: Emgelberth Vargas
- | Publisher: Independently Published
- | Publication Date: May 31, 2025
- | Number of Pages: 00076 pages
- | Binding: Paperback or Softback
- | ISBN-10: NA
- | ISBN-13: 9798285960010