«El hombre que corrompió a Hadleyburg» (1899), que nos cuenta cómo un pequeño pueblo que presume de virtuoso se olvida de sus valores ante la seductora oferta de un forastero llegado a la villa, y «Un relato policial con doble sentido» (1902), una parodia sherlockiana que relata una venganza que pasa de una generación a otra.