¿Alguna vez se imaginaron lo que sería visitar la casa de Dios? Yo tampoco. Empezando por el hecho de que nunca creí en Él. Siempre consideré a Dios como un viejo cuento de hadas. Una especie de consuelo para los ilusos y los bobos. Otra más de las miles de mentiras fabricadas por el ser humano para mantener el control del rebaño. Podrán entender mi sentir cuando mi ángel me dijo que íbamos a ir a visitarlo. Una parte de mí estaba incrédula y la otra, aterrorizada. ¿Qué le iba a decir al creador del universo?, ¿cómo saludas a Dios?, ¿cómo le hago saber lo mal que está haciendo su trabajo?...y sobre todo... ¿Cómo le explico lo que último que hice? Bienvenidos a mi relato sobre cómo conocí a Dios y qué fue lo que me enseñó. Una visita a lo más profundo del espíritu humano y su verdadera conexión con la fuente.